lunes, julio 23, 2007

LA TAU



La tau es la última letra del alfabeto hebreo que, en su simple grafía, se confunde con la cruz. La tau es signo de salvación. En la carta de Bernabé, del siglo II, se lee: "la cruz en la letra tau significa la gracia".En el Antiguo Testamento aparece la palabra tau en el profeta Ezequiel. Cuando, en la visión del templo profanado, el Señor llama a un hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura y le dice: "recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca(con una tau) en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen... A ninguno de los marcados lo toquéis" (Ez. 9,4.6). Una expesión semejante aparece en el Apocalipsis. El Señor pide a los ángeles que deben llevar a cabo el castigo en la tierra de no dañar a los que lleven la marca de Dios en la frente (Ap. 7,3; 9,4).
La tau, muy popular en la Edad Media, va a ser familiar a Francisco. Por tres caminos diversos confluye el signo tau en la vida de Francisco. El primero es el del movimiento penitencial, en el que sus miembros vestían un hábito de penitencia signado con la tau. Francisco se hace donado de la iglesia de San Damián y, por lo tanto, entra en dicho movimiento. Después del juicio ante el Obispo de Asís, Guido II, éste le da el vestido de un labriego que estaba a su servicio para cubrir su desnudez. "Francisco lo acepta muy agradecido -dice San Buenaventura- y con un trozo de yeso que encontró por allí lo marcó con su propia mano en forma de cruz" (LM. 2,4). Después de la escucha y comprensión del Evangelio de la misión, "se prepara una túnica en forma de cruz" (1C. 22).
El segundo camino fueron los monjes Antonianos, fundados en Vienne (Francia) por el noble Gastón, en 1095. Llevaban la tau en azul sobre su hábito como signo de pertenecia a la Orden y dedicación a los enfermos. Estos monjes regentaban en Roma, junto a la Basílica de San Juan de Letrán, el lazareto llamado de San Antonio el Grande, donde Francisco estuvo sirviendo a los enfermos en su visita a Roma para la aprobación oral de la Regla por Inocencio III.
El tercer camino de encuentro con la tau fue el Concilio IV de Letrán, en el que estuvo presente Francisco. En el sermón de apertura del Concilio, 11 de noviembre de 1215, Inocencio III se sirve del texto del profeta Ezequiel para pedir a los Padres Conciliares su colaboración en la reforma de la Iglesia.
Francisco, oyente atento de la propuesta del Papa, de la misma manera que va a ser un propagador de la reforma sacramental: Eucaristía y Reconciliación, se servirá de la tau, signo misionero y salvador, como sello epistolar, como refiere Tomás de Celano: "la señal de la tau le era preferida sobre toda otra señal; con ella sellaba las cartas y marcaba las paredes de las pequeñas celdas" (3C. 3). Así lo atestigua la tau que adorna la bendición al hermano León, que se conserva en la Basílica de San Francisco, en Asís, o la que, según la tradición, el Santo pintó en la iglesita de la Magdalena de Fontecolombo.El color rojo de la tau recuerda la sangre del Cordero inmolado e invita, como signo franciscano, a vivir en "penitencia-conversión", a ser misioneros de "paz y bien" y, como signo de salvación y de salud, a estar cercanos al hermano enfermo y pobre.

TEXTO EXTRAIDO DE PAGINA DE FRANCISCANOS

viernes, julio 20, 2007

ORACION DE SAN FRANCISCO ANTE LA CRUZ DE SAN DAMIÁN

El siguiente texto da cuenta de la fe de San Francisco, extraido de www.franciscanos.org., podemos tambier rezar esta pequeña pero densa oración.
Saludos de PAZ Y BIEN
ORACIÓN DE SAN FRANCISCO ANTE EL CRISTO DE SAN DAMIÁN

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El proceso de conversión de San Francisco fue largo, y en él se inserta esta oración. El Señor lo iba conduciendo mediante acontecimientos sucesivos por caminos que Francisco no acababa de entender ni sabía a donde le llevaban. Su gran preocupación era conocer la voluntad de Dios, saber lo que el Altísimo le pedía, y acertar el rumbo que debía emprender, para lo que recurría a la oración. Un día en que paseaba junto a la iglesia de San Damián, llevado del Espíritu entró en ella y se puso a orar fervorosamente ante la imagen del Crucificado, que piadosa y benignamente le habló así: «Francisco, vete, repara mi casa, que, como ves, se viene del todo al suelo». La mayoría de los testimonios de los manuscritos dice que fue entonces cuando Francisco recitó esta oración como respuesta al mandato que acababa de recibir. El contenido de la oración encaja perfectamente en las circunstancias del acontecimiento. Pero es de lo más normal que, en sus largas horas de oración buscando los caminos del Señor, el joven Francisco le pidiera que Su luz disipara sus tinieblas, y que las virtudes y los frutos del Espíritu le permitieran conocer y cumplir, sin demora ni tergiversación, la voluntad de Dios. Ciertamente, esta oración, en su densa brevedad, puede ser la oración de multitud de cristianos.

Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento.

Altissimo glorioso Dio, illumina le tenebre de lo core mio et da me fede dricta, sperança certa e caritade perfecta, senno et cognoscemento, Signore, che faça lo tuo santo e verace commandamento. Amen.

Dieu souverain et glorieux,illumine les ténèbres de mon coeur et donne-moi la foi droite, l'espérance certaine et la charité parfaite, le sens et la connaissance, Seigneur, pour que j'accomplisse ton commandement saint et véridique.Amen

Most high, glorious God, enlighten the darkness of my heart and give me, Lord, a correct faith, a certain hope, a perfect charity, sense and knowledge, so that I may carry out Your holy and true command. Amen.

Höchster, glorreicher Gott, erleuchte die Finsternis meines Herzens und schenke mir rechten Glauben, gefestigte Hoffnung und vollendete Liebe. Gib mir Herr, das [rechte] Empfinden und Erkennen,damit ich deinen heiligen und wahrhaften Auftrag erfülle. Amen.

Summe, gloriose Deus, illumina tenebras cordis mei et da mihi fidem rectam, spem certam et caritatem perfectam, sensum et cognitionem, Domine, ut faciam tuum sanctum et verax mandatum.Amen

ANGELUS, para no olvidar

Hermanos comparto con Uds., un texto remitido por René Navarro Albiña, para que tengamos presente en nuestras oraciones del Ángelus.

Saludos de PAZ Y BIEN

El Ángelus, devoción de origen franciscano, que para el Diccionario de la Real Academia Española es «Oración en honor del misterio de la Encarnación», hace una síntesis admirable del mismo, de las personas que intervienen en tan gran acontecimiento y de la misión o actitud de cada una de ellas, con palabras tomadas del mismo Evangelio. En su extremada brevedad, ofrece materia sólida a la vez que asequible para la meditación cotidiana del creyente. San Lucas refiere que el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Luego añadió: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le aclaró: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Días después, María fue a casa de Zacarías y saludó a Isabel, la cual exclamó: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno» (cf. Lc 1,26ss). A modo de conclusión, San Juan añade en el prólogo de su Evangelio: «Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros» (Jn 1,14).

ANGELUS
V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María... Santa María...
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María... Santa María...
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María... Santa María...
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oremos: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.


ÁNGELUS DOMINI
V. Ángelus Dómini nuntiávit Maríae.
R. Et concépit de Spíritu Sancto.
Ave María.
V. Ecce ancílla Dómini.
R. Fiat mihi secúndum verbum tuum.
Ave María.
V. Et Verbum caro factum est.
R. Et habitávit in nobis.
Ave María.
V. Ora pro nobis, sancta Dei Génitrix.
R. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

Orémus: Grátiam tuam, quaésumus, Dómine, méntibus nostris infúnde: ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui Incarnatiónem cognóvimus, per Passiónem ejus et Crucem ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúmdem Christum Dóminum nostrum.R. Amen.

viernes, julio 13, 2007

TEMA MADRUGADA 22 DE JUNIO DEL 2007

En la madrugada del 22 de junio, Valentín Fuentes, nos presentó un interesante tema acerca de la relación entre la Ciencia y la religión que queremos compartir con Uds.
El científico como creyente.

• Cuando das un gran paso adelante es un momento de regocijo científico porque tu has estado en esta búsqueda y parece que lo has encontrado. Pero es también un momento donde, al menos siento cercanía con el CREADOR en el sentido de estar percibiendo algo que ningún humano sabía antes, pero que DIOS si sabía desde siempre.

• Cuando has tenido por primera vez estos 3,1 billones de letras del “Libro de instrucciones” que transmite todo tipo de información y todo tipo de misterios acerca de la humanidad, eres incapaz de contemplarlo página tras página sin sentirte sobrecogido. No puedo ayudar sino admirar estas páginas y tener una vaga sensación de que eso me está proporcionando una visión de la mente de DIOS.

Francis Collins

La relación entre la ciencia y la religión, a menudo tensa, se ha vuelto particularmente conflictiva en los últimos tiempos. En una esquina, científicos como Richard Dawkins y Steven Pinker consideran que la religión es el vestigio de un pasado precientífico plagado de supersticiones, que la humanidad debe abandonar. En la otra, los creyentes religiosos afirman que la ciencia es moralmente nihilista e inadecuada para entender las maravillas de la existencia. Y entre ambas posiciones, Francis Collins se ofrece como testimonio de que la ciencia y la religión pueden conciliarse. Collins, el líder del Proyecto Genoma Humano, es uno de los científicos más importantes del mundo, y director de un programa de investigación de varios miles de millones de dólares, cuyo objetivo es dar sentido a la naturaleza humana y remediar nuestras enfermedades congénitas. Sin embargo, en su famoso libro The Language of God, relata cómo, en 1978, reconoció en Cristo a su salvador; desde entonces, profesa la fe cristiana con gran devoción. “El Dios de la Biblia es también el Dios del genoma - escribe- . Podemos venerarlo en la catedral o en el laboratorio”. Recientemente, Collins charló acerca de su fe con John Horgan, autor especializado en temas científicos, quien en El fin de la ciencia y Rational Mysticism explora los límites entre la ciencia y la espiritualidad. Horgan, autodescrito como “un agnóstico preocupado por la influencia de la religión en los asuntos humanos”, dirige el Centro para Escritos Científicos del Instituto Stevens de Tecnología, en Hoboken, Nueva Jersey.

Entrevista:

HORGAN: En su papel de científico, usted busca la explicación natural de las cosas y las evidencias. ¿Cómo es posible que también crea en milagros, como el de la resurrección?
COLLINS: No niego la posibilidad de que ocurran milagros en momentos significativos, en donde se manifiesta un mensaje que nos transmite Dios Todopoderoso. Sin embargo, como científico, mis parámetros para definir los milagros son muy estrictos.

HORGAN: Mi problema con los milagros es que no sólo transgreden lo que la ciencia nos dice sobre el funcionamiento del mundo, sino que hacen que Dios parezca excesivamente caprichoso. Por ejemplo, muchos creen que, si rezan con suficiente fervor, Dios intercederá para curar a sus seres queridos o a ellos mismos. ¿Eso significa que quienes no mejoran no merecen su ayuda?
COLLINS: En mi carrera como médico, nunca he presenciado una curación milagrosa, y tampoco espero verla. Considero, así mismo, que la oración no es un medio para controlar a Dios y lograr que haga lo que queremos. Para mí, orar es comulgar con Dios. Rezo para tratar de entender lo que debo hacer, en vez de decirle a Dios Todopoderoso lo que Él debe hacer. El “Padre Nuestro” es el mejor ejemplo: dice “hágase tu voluntad” y no “Padre Nuestro, que estás en el Cielo, por favor, consígueme un lugar donde estacionarme”.

HORGAN: Debo reconocer que me preocupan más los efectos perniciosos de la religión, a causa de los acontecimientos recientes, como el terrorismo religioso del 11 de Septiembre de 2001 y el creciente poder de la derecha religiosa en Estados Unidos.
COLLINS: ¿Existe alguna fe que alguna vez los demagogos no hayan utilizado como arma, ya sea la Inquisición, Las Cruzadas, por un lado, o los ataques al World Trade Center, por el otro? No podemos juzgar la verdad pura de la fe por la forma en que se profesa, así como tampoco podemos juzgar la verdad pura del amor con la única referencia de un matrimonio en el que existe el maltrato. Al ser hijos de Dios hemos recibido de Él este conocimiento del bien y del mal, esta doctrina moral que considero un indicio revelador de su existencia. No obstante, También poseemos el libre albedrío y lo ejercemos continuamente para violar esa doctrina. No debemos culpar a la fe por la forma en que la gente la distorsiona y abusa de ella.

HORGAN: A muchos les cuesta creer en Dios debido a la existencia del mal. Si Dios nos ama, ¿por qué la vida está colmada de tanto sufrimiento?
COLLINS: Esa es la pregunta fundamental que enfrentan quienes buscan respuestas. Antes de nada, si nuestro objetivo final es crecer, aprender y descubrir cosas sobre nosotros mismos y Dios, una vida cómoda no es el mejor camino para alcanzarlo. He aprendido muy poco sobre mí o Dios cuando todo marcha bien. Por otro lado, hay que reconocer que gran parte del dolor y el sufrimiento que hay en el mundo no es su responsabilidad. Él nos dio el libre albedrío y tenemos la opción de ejercerlo para bien o para mal, de manera que somos nosotros quienes terminamos lastimando a otros.

HORGAN: El físico estadounidense Steven Weinberg, quien es ateo, se pregunta por qué seis millones de judíos, -entre los cuales estaban incluidos sus familiares- , tuvieron que morir en el Holocausto para que los nazis ejercieran su libre albedrío.
COLLINS: Si Dios interviniera milagrosamente cada vez que uno decide hacer algo malo, el mundo sería un lugar del todo extraño, caótico e imprevisible. El libre albedrío nos lleva a hacer cosas terribles y, en consecuencia, mueren muchos inocentes. Sin embargo, los únicos culpables son los malhechores, no Dios. Lo que resulta difícil de explicar es por que hay sufrimiento sin una mala acción humana de por medio: un niño con cáncer, un desastre natural, un tornado o un tsunami. ¿Por qué Dios no impide que ocurran esas cosas?

HORGAN: Algunos filósofos, como Charles Hartshorne, sugieren que quizás Dios no controla plenamente su creación. Anne Dillard, poeta, expresa esta idea en su frase: “Dios, el capaz a medias”.
COLLINS: ¡Esa frase es encantadora… y blasfema, sin duda! La otra idea es que la perspectiva de Dios respecto de nuestra fugaz existencia, ajena a la naturaleza y el tiempo humanos, abarca tanto el pasado como el futuro. En un sentido metafísico, esto me permite afirmar que el significado del sufrimiento está más allá del entendimiento humano: acaso existan razones que desconocemos para las cosas terribles que suceden.

HORGAN: Soy agnóstico, por lo que me incomodó que en su libro usted afirmara que el agnosticismo es un “escapismo”. Ser agnóstico no significa que uno sea perezoso o indiferente, sino que no le satisface una respuesta cualquiera para cosas que, después de todo, son grandes misterios.
COLLINS: El comentario no está dirigido a los agnósticos fervorosos, que han analizado las pruebas y todavía no encuentran una respuesta. Sólo respondía yo al agnosticismo que veo en la comunidad científica, al cual no se llegó mediante un cuidadoso análisis de las pruebas. Pasé por una etapa así cuando era un agnóstico por accidente, y tal vez me he precipitado al suponer que otros no han alcanzado mayor profundidad en su búsqueda que yo en ese momento.

HORGAN: El libre albedrío es un concepto tan importante para mí como para usted. Es el fundamento de nuestra moralidad y de nuestra busca de sentido. ¿No le preocupa que la ciencia y la genética –sobre todo su trabajo como director del proyecto genómico- socaven la creencia en el libre albedrío?
COLLINS: Usted habla del determinismo genético, el cual implica que somos marionetas indefensas, controladas mediante cuerdas compuestas de hélices dobles. ¡Nada más alejado del conocimiento científico! La herencia ciertamente influye, no sólo en los riesgos médicos, sino también en ciertas conductas y rasgos de personalidad. Pero vea lo que sucede, por ejemplo, en el caso de los gemelos idénticos, quienes pese a tener el mismo ADN no se comportan ni piensan de la misma forma. Ellos demuestran la importancia que tiene el aprendizaje, la experiencia y el libre albedrío. Creo que todos, seamos religiosos o no, reconocemos que el libre albedrío es una realidad. Algunos radicales dicen: “No, es una ilusión, somos peones en un modelo computarizado”, pero me parece que el argumento no nos lleva muy lejos.

HORGAN: ¿Que le parecen las explicaciones darwinianas del altruismo o lo que llaman amor cristiano, el amor y la compasión totalmente desinteresados por alguien por quien no guardamos relación directa alguna?
COLLINS: Hasta ahora, han estado justificadas a medias. Muchos podrían argüir que el altruismo ha sido producto de la evolución, debido a que contribuye a la supervivencia del grupo. Sin embargo, algunas personas se sacrifican por otras, ajenas a su grupo, con las cuales nada tienen en común, como la madre Teresa, Oskar Schindler y muchos otros. Tal es la nobleza del ser humano en su forma más pura. Al parecer, esto no puede explicarse con el modelo darviniano, pero no lo aseguro.

HORGAN: ¿Qué opina del campo de la neuroteología, que trata de identificar las bases neurológicas de las experiencias religiosas?
COLLINS: Me parece fascinante, pero no me sorprende. Los humanos somos de carne y hueso, de modo que si tuviera una experiencia mística personal no me extrañaría descubrir que en mi lóbulo temporal hubo un estímulo. Eso no implica que la vivencia no haya tenido un significado espiritual genuino. Quienes abordan este asunto con el supuesto de que nada es ajeno al mundo natural, con esa información dirán: “¿Ya vieron?”, mientras que aquellos que enfocan el tema con la hipótesis de que somos criaturas espirituales exclamarán: “¡Fantástico! ¡Existe una correlación natural con esta experiencia mística! ¿Qué te parece?”

HORGAN: Lo que quiero preguntarle es si usted cree que la religión necesita del sufrimiento. ¿No podríamos reducirlo al extremo de no necesitar de la religión?
COLLINS: A pesar de los maravillosos adelantos médicos, que nos han permitido vivir más y erradicar enfermedades, seguramente seguiremos buscando la manera de pelear, e incluso de matarnos unos a otros, movidos por la arrogancia o la ambición. De modo que la tasa de mortalidad, no importa cual sea el medio, seguirá siendo 50%. Quizás sepamos mucho de biología o de prevención de enfermedades y posiblemente podamos prolongar la expectativa de vida, pero dudo que alguna vez hallemos la forma de evitar que los humanos se dañen mutuamente. Esa será siempre nuestra mayor y más angustiosa experiencia en este planeta; por ello, siempre tendremos una razón para anhelar algo más.

Cartas respuesta de lectores
1.
No soy científica no teóloga, pero, como cristiana y aficionada a la ciencia, deseo leer un debate honesto sobre asuntos específicos. Por desgracia, ambos lados me parecen tan dogmáticos que no es posible una discusión genuina. No entiendo por qué las personas de ciencia sienten la necesidad de probar que Dios no existe. Tampoco entiendo por qué a los creyentes les gusta definir a la ciencia como enemiga de la fe. Mi estudio de la ciencia sigue creciendo y apoyando mi creencia en un creador.
JENNIFER EATON
Gorham, Maine, EUA

2.
Una publicación dedicada al método científico no debería ofrecer espacio a la superstición. Si bien la entrevista incluía preguntas sobre milagros, buena voluntad, el mal y “cosas que no puedo saber”, no hubo una sola pregunta acerca de la existencia de un Dios sobrenatural. Me resisto a ver a NATIONAL GEOGRAPHIC envuelta en los interminables debates religiosos que existen en todo el mundo. Como lector preferiría que simplemente permanecieran lejos del tema.
NORMAN S. THAYER
Albuquerque, Nuevo México, EUA

3.
De cierto modo, esta entrevista supone que la religión será necesaria en la medida que haya sufrimiento. Quisiera señalar que la fe puede ser una manera –entre otras no necesariamente religiosas- de sobrellevar no sólo el sufrimiento, sino el asombro y la maravilla. No es la falta de sufrimiento lo que haría a la religión superflua, sino la mera indiferencia.
JORDI COTS
Barcelona, España

4.
Es sorprendente como un científico del nivel de Collins defiende la ciencia, pero no la pone por encima de la divinidad de Dios. Muchos científicos no creen en él por poseer propiedades contrarias a la materia. Lo que Collins dice a su entrevistador, John Horgan, es muy cierto: Dios no nos trajo a sufrir, Él nos dio la opción del libre albedrío, de modo que hay personas que pueden ayudar a los más desafortunados.
EDGAR ORLANDO NAGLES VIDAL
Cartago, Valle del Cauca, Colombia