En la madrugada del 22 de junio, Valentín Fuentes, nos presentó un interesante tema acerca de la relación entre la Ciencia y la religión que queremos compartir con Uds.
El científico como creyente.
• Cuando das un gran paso adelante es un momento de regocijo científico porque tu has estado en esta búsqueda y parece que lo has encontrado. Pero es también un momento donde, al menos siento cercanía con el CREADOR en el sentido de estar percibiendo algo que ningún humano sabía antes, pero que DIOS si sabía desde siempre.
• Cuando has tenido por primera vez estos 3,1 billones de letras del “Libro de instrucciones” que transmite todo tipo de información y todo tipo de misterios acerca de la humanidad, eres incapaz de contemplarlo página tras página sin sentirte sobrecogido. No puedo ayudar sino admirar estas páginas y tener una vaga sensación de que eso me está proporcionando una visión de la mente de DIOS.
Francis Collins
La relación entre la ciencia y la religión, a menudo tensa, se ha vuelto particularmente conflictiva en los últimos tiempos. En una esquina, científicos como Richard Dawkins y Steven Pinker consideran que la religión es el vestigio de un pasado precientífico plagado de supersticiones, que la humanidad debe abandonar. En la otra, los creyentes religiosos afirman que la ciencia es moralmente nihilista e inadecuada para entender las maravillas de la existencia. Y entre ambas posiciones, Francis Collins se ofrece como testimonio de que la ciencia y la religión pueden conciliarse. Collins, el líder del Proyecto Genoma Humano, es uno de los científicos más importantes del mundo, y director de un programa de investigación de varios miles de millones de dólares, cuyo objetivo es dar sentido a la naturaleza humana y remediar nuestras enfermedades congénitas. Sin embargo, en su famoso libro The Language of God, relata cómo, en 1978, reconoció en Cristo a su salvador; desde entonces, profesa la fe cristiana con gran devoción. “El Dios de la Biblia es también el Dios del genoma - escribe- . Podemos venerarlo en la catedral o en el laboratorio”. Recientemente, Collins charló acerca de su fe con John Horgan, autor especializado en temas científicos, quien en El fin de la ciencia y Rational Mysticism explora los límites entre la ciencia y la espiritualidad. Horgan, autodescrito como “un agnóstico preocupado por la influencia de la religión en los asuntos humanos”, dirige el Centro para Escritos Científicos del Instituto Stevens de Tecnología, en Hoboken, Nueva Jersey.
Entrevista:
HORGAN: En su papel de científico, usted busca la explicación natural de las cosas y las evidencias. ¿Cómo es posible que también crea en milagros, como el de la resurrección?
COLLINS: No niego la posibilidad de que ocurran milagros en momentos significativos, en donde se manifiesta un mensaje que nos transmite Dios Todopoderoso. Sin embargo, como científico, mis parámetros para definir los milagros son muy estrictos.
HORGAN: Mi problema con los milagros es que no sólo transgreden lo que la ciencia nos dice sobre el funcionamiento del mundo, sino que hacen que Dios parezca excesivamente caprichoso. Por ejemplo, muchos creen que, si rezan con suficiente fervor, Dios intercederá para curar a sus seres queridos o a ellos mismos. ¿Eso significa que quienes no mejoran no merecen su ayuda?
COLLINS: En mi carrera como médico, nunca he presenciado una curación milagrosa, y tampoco espero verla. Considero, así mismo, que la oración no es un medio para controlar a Dios y lograr que haga lo que queremos. Para mí, orar es comulgar con Dios. Rezo para tratar de entender lo que debo hacer, en vez de decirle a Dios Todopoderoso lo que Él debe hacer. El “Padre Nuestro” es el mejor ejemplo: dice “hágase tu voluntad” y no “Padre Nuestro, que estás en el Cielo, por favor, consígueme un lugar donde estacionarme”.
HORGAN: Debo reconocer que me preocupan más los efectos perniciosos de la religión, a causa de los acontecimientos recientes, como el terrorismo religioso del 11 de Septiembre de 2001 y el creciente poder de la derecha religiosa en Estados Unidos.
COLLINS: ¿Existe alguna fe que alguna vez los demagogos no hayan utilizado como arma, ya sea la Inquisición, Las Cruzadas, por un lado, o los ataques al World Trade Center, por el otro? No podemos juzgar la verdad pura de la fe por la forma en que se profesa, así como tampoco podemos juzgar la verdad pura del amor con la única referencia de un matrimonio en el que existe el maltrato. Al ser hijos de Dios hemos recibido de Él este conocimiento del bien y del mal, esta doctrina moral que considero un indicio revelador de su existencia. No obstante, También poseemos el libre albedrío y lo ejercemos continuamente para violar esa doctrina. No debemos culpar a la fe por la forma en que la gente la distorsiona y abusa de ella.
HORGAN: A muchos les cuesta creer en Dios debido a la existencia del mal. Si Dios nos ama, ¿por qué la vida está colmada de tanto sufrimiento?
COLLINS: Esa es la pregunta fundamental que enfrentan quienes buscan respuestas. Antes de nada, si nuestro objetivo final es crecer, aprender y descubrir cosas sobre nosotros mismos y Dios, una vida cómoda no es el mejor camino para alcanzarlo. He aprendido muy poco sobre mí o Dios cuando todo marcha bien. Por otro lado, hay que reconocer que gran parte del dolor y el sufrimiento que hay en el mundo no es su responsabilidad. Él nos dio el libre albedrío y tenemos la opción de ejercerlo para bien o para mal, de manera que somos nosotros quienes terminamos lastimando a otros.
HORGAN: El físico estadounidense Steven Weinberg, quien es ateo, se pregunta por qué seis millones de judíos, -entre los cuales estaban incluidos sus familiares- , tuvieron que morir en el Holocausto para que los nazis ejercieran su libre albedrío.
COLLINS: Si Dios interviniera milagrosamente cada vez que uno decide hacer algo malo, el mundo sería un lugar del todo extraño, caótico e imprevisible. El libre albedrío nos lleva a hacer cosas terribles y, en consecuencia, mueren muchos inocentes. Sin embargo, los únicos culpables son los malhechores, no Dios. Lo que resulta difícil de explicar es por que hay sufrimiento sin una mala acción humana de por medio: un niño con cáncer, un desastre natural, un tornado o un tsunami. ¿Por qué Dios no impide que ocurran esas cosas?
HORGAN: Algunos filósofos, como Charles Hartshorne, sugieren que quizás Dios no controla plenamente su creación. Anne Dillard, poeta, expresa esta idea en su frase: “Dios, el capaz a medias”.
COLLINS: ¡Esa frase es encantadora… y blasfema, sin duda! La otra idea es que la perspectiva de Dios respecto de nuestra fugaz existencia, ajena a la naturaleza y el tiempo humanos, abarca tanto el pasado como el futuro. En un sentido metafísico, esto me permite afirmar que el significado del sufrimiento está más allá del entendimiento humano: acaso existan razones que desconocemos para las cosas terribles que suceden.
HORGAN: Soy agnóstico, por lo que me incomodó que en su libro usted afirmara que el agnosticismo es un “escapismo”. Ser agnóstico no significa que uno sea perezoso o indiferente, sino que no le satisface una respuesta cualquiera para cosas que, después de todo, son grandes misterios.
COLLINS: El comentario no está dirigido a los agnósticos fervorosos, que han analizado las pruebas y todavía no encuentran una respuesta. Sólo respondía yo al agnosticismo que veo en la comunidad científica, al cual no se llegó mediante un cuidadoso análisis de las pruebas. Pasé por una etapa así cuando era un agnóstico por accidente, y tal vez me he precipitado al suponer que otros no han alcanzado mayor profundidad en su búsqueda que yo en ese momento.
HORGAN: El libre albedrío es un concepto tan importante para mí como para usted. Es el fundamento de nuestra moralidad y de nuestra busca de sentido. ¿No le preocupa que la ciencia y la genética –sobre todo su trabajo como director del proyecto genómico- socaven la creencia en el libre albedrío?
COLLINS: Usted habla del determinismo genético, el cual implica que somos marionetas indefensas, controladas mediante cuerdas compuestas de hélices dobles. ¡Nada más alejado del conocimiento científico! La herencia ciertamente influye, no sólo en los riesgos médicos, sino también en ciertas conductas y rasgos de personalidad. Pero vea lo que sucede, por ejemplo, en el caso de los gemelos idénticos, quienes pese a tener el mismo ADN no se comportan ni piensan de la misma forma. Ellos demuestran la importancia que tiene el aprendizaje, la experiencia y el libre albedrío. Creo que todos, seamos religiosos o no, reconocemos que el libre albedrío es una realidad. Algunos radicales dicen: “No, es una ilusión, somos peones en un modelo computarizado”, pero me parece que el argumento no nos lleva muy lejos.
HORGAN: ¿Que le parecen las explicaciones darwinianas del altruismo o lo que llaman amor cristiano, el amor y la compasión totalmente desinteresados por alguien por quien no guardamos relación directa alguna?
COLLINS: Hasta ahora, han estado justificadas a medias. Muchos podrían argüir que el altruismo ha sido producto de la evolución, debido a que contribuye a la supervivencia del grupo. Sin embargo, algunas personas se sacrifican por otras, ajenas a su grupo, con las cuales nada tienen en común, como la madre Teresa, Oskar Schindler y muchos otros. Tal es la nobleza del ser humano en su forma más pura. Al parecer, esto no puede explicarse con el modelo darviniano, pero no lo aseguro.
HORGAN: ¿Qué opina del campo de la neuroteología, que trata de identificar las bases neurológicas de las experiencias religiosas?
COLLINS: Me parece fascinante, pero no me sorprende. Los humanos somos de carne y hueso, de modo que si tuviera una experiencia mística personal no me extrañaría descubrir que en mi lóbulo temporal hubo un estímulo. Eso no implica que la vivencia no haya tenido un significado espiritual genuino. Quienes abordan este asunto con el supuesto de que nada es ajeno al mundo natural, con esa información dirán: “¿Ya vieron?”, mientras que aquellos que enfocan el tema con la hipótesis de que somos criaturas espirituales exclamarán: “¡Fantástico! ¡Existe una correlación natural con esta experiencia mística! ¿Qué te parece?”
HORGAN: Lo que quiero preguntarle es si usted cree que la religión necesita del sufrimiento. ¿No podríamos reducirlo al extremo de no necesitar de la religión?
COLLINS: A pesar de los maravillosos adelantos médicos, que nos han permitido vivir más y erradicar enfermedades, seguramente seguiremos buscando la manera de pelear, e incluso de matarnos unos a otros, movidos por la arrogancia o la ambición. De modo que la tasa de mortalidad, no importa cual sea el medio, seguirá siendo 50%. Quizás sepamos mucho de biología o de prevención de enfermedades y posiblemente podamos prolongar la expectativa de vida, pero dudo que alguna vez hallemos la forma de evitar que los humanos se dañen mutuamente. Esa será siempre nuestra mayor y más angustiosa experiencia en este planeta; por ello, siempre tendremos una razón para anhelar algo más.
Cartas respuesta de lectores
1.
No soy científica no teóloga, pero, como cristiana y aficionada a la ciencia, deseo leer un debate honesto sobre asuntos específicos. Por desgracia, ambos lados me parecen tan dogmáticos que no es posible una discusión genuina. No entiendo por qué las personas de ciencia sienten la necesidad de probar que Dios no existe. Tampoco entiendo por qué a los creyentes les gusta definir a la ciencia como enemiga de la fe. Mi estudio de la ciencia sigue creciendo y apoyando mi creencia en un creador.
JENNIFER EATON
Gorham, Maine, EUA
2.
Una publicación dedicada al método científico no debería ofrecer espacio a la superstición. Si bien la entrevista incluía preguntas sobre milagros, buena voluntad, el mal y “cosas que no puedo saber”, no hubo una sola pregunta acerca de la existencia de un Dios sobrenatural. Me resisto a ver a NATIONAL GEOGRAPHIC envuelta en los interminables debates religiosos que existen en todo el mundo. Como lector preferiría que simplemente permanecieran lejos del tema.
NORMAN S. THAYER
Albuquerque, Nuevo México, EUA
3.
De cierto modo, esta entrevista supone que la religión será necesaria en la medida que haya sufrimiento. Quisiera señalar que la fe puede ser una manera –entre otras no necesariamente religiosas- de sobrellevar no sólo el sufrimiento, sino el asombro y la maravilla. No es la falta de sufrimiento lo que haría a la religión superflua, sino la mera indiferencia.
JORDI COTS
Barcelona, España
4.
Es sorprendente como un científico del nivel de Collins defiende la ciencia, pero no la pone por encima de la divinidad de Dios. Muchos científicos no creen en él por poseer propiedades contrarias a la materia. Lo que Collins dice a su entrevistador, John Horgan, es muy cierto: Dios no nos trajo a sufrir, Él nos dio la opción del libre albedrío, de modo que hay personas que pueden ayudar a los más desafortunados.
EDGAR ORLANDO NAGLES VIDAL
Cartago, Valle del Cauca, Colombia