viernes, junio 19, 2009

EL STAND DE PENTECOSTES

Hermanos les compartimos el tema de la madrugada sobre PENTECOSTES, a cargo de Esteban Hauway

 

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Javier Leoz

Alguien habrá escuchado alguna vez aquella anécdota que nos cuenta como cierto día, un hombre entró a un singular local que se llamaba "La Tienda del Cielo" y cómo se asombró al ver que aquel lugar era atendido por ángeles, y que en los anaqueles se encontraban expuestos unos elegantes recipientes de cristal.

Según nos narra la anécdota, el cliente se acercó a los expositores y pudo ver en ellos las etiquetas de lo que contenían. Leyó con asombro: Misericordia, Paz, Sabiduría, Paciencia, Fortaleza, Consejo, Paz, Ciencia, Fe, Esperanza, Amor; en fin, una larga lista de productos de este tipo. Comprendió que lo que vendía aquella tienda no eran bienes materiales, sino más bien cualidades, virtudes y dones espirituales.

El visitante prosiguió su recorrido y después de pensarlo un poco, hizo un inventario de lo que consideró eran sus propias virtudes y sus carencias. Se dio cuenta que estas últimas eran muchas y aprovechando que estaba ahí procedió a hacer su pedido; decidió comprar "Oración" -pues hacia tiempo la suya era muy pobre-, llevaría también "Humildad" -que ya desde ese momento, estaba haciendo su efecto-, agregó a su pedido un poco de "Caridad" y por último llevaría "Consejo", aunque al final recapacitó y lo cambió por "Prudencia". Completó la lista con todo aquello que creía le era necesario para ser feliz y hacer más felices a los demás.

Al llegar a la caja, el comprador dijo al ángel que le atendió: "Esto es lo que voy a llevar, todo esto es lo que me hace falta". El ángel recibió la hoja de pedido.

Momentos después, el ángel regresó con un diminuto paquete y lo colocó sobre el mostrador. El cliente sorprendido le preguntó: "¿Eso es todo? Pero si he pedido varias cosas, algunas de ellas bastante importantes…, yo imaginaba que me llevaría un gran paquete". A lo que el ángel, dirigiéndole una tierna mirada, le respondió: "Efectivamente, en este pequeño paquete se encuentra todo lo que ha pedido, lo que sucede es que aquí todos los dones se dan en semilla, se colocan en el corazón y con el tiempo, después de regarlos y cultivarlos darán su fruto. Aquí no vendemos frutos… aquí entregamos semillas".

Necesitamos, hoy más que nunca, buscar esas “tiendas” donde elegir esos dones necesarios para fortalecer nuestras entrañas de enamorados de Jesucristo.

¿Quieren acompañarme en estos días de PENTECOSTES por el “stand” de los dones del Espíritu Santo?

Les oferto, en nombre de Dios, estos siete divinos regalos en forma de semilla:

- Sabiduría – Inteligencia – Consejo – Fortaleza – Ciencia – Piedad - Temor de Dios

Si me preguntan por el precio les contestaré que Jesús ya pagó por todos. De todas formas una oración bien hecha, la eucaristía profundamente vivida, la caridad puntual, el dominio de uno mismo, la contemplación, la alegría cristiana, etc., hacen posible el que esas semillas se vayan haciendo visibles en nosotros.

¿Quieres comprarlas?

PENTECOSTÉS es esa oportunidad para pedir a Dios que nos envíe esos dones necesarios para alcanzar la perfección en nuestra vida cristiana. La Iglesia, la parroquia, la comunidad, la catequesis, los grupos, etc., son “sucursales” donde podemos acercarnos y ver qué necesitamos o en qué andamos sobrados.

PENTECOSTÉS es sentir la fuerza de ese gran desconocido para muchos cristianos como es el Espíritu Santo.

Cuando uno lo vive vence todo obstáculo, desaparecen los temores y los temblores de su personalidad y se siente empujado a proclamar a los cuatro vientos (aún en medio de muchas dificultades) el tesoro del Evangelio.

Al igual que los contemporáneos de Jesús, muchos cristianos, siguen con sus puertas cerradas por miedo a los “fantasmas” (comodidad, inseguridad, etc.) que se presentan de muchas y de diversas maneras como enemigos de la fe.

Con el ESPÍRITU SANTO recuperaremos la fuerza y el brillo de la fe, nos sentiremos confirmados en la misión que llevamos entre manos y abriremos surcos para la alegría y la salvación que nos trae Jesucristo.

Para Reflexionar

La celebración de Pentecostés nos invita a acoger y agradecer los dones del Espíritu Santo que nos han sido dados y a plantearnos cómo estamos respondiendo al envío que, con el don del Espíritu, Jesús resucitado ha hecho a la comunidad naciente de sus discípulos.

Como Grupo Madrugadores de San Francisco:

¿Qué dones necesitamos del Espíritu Santo, cuáles agradecemos y qué frutos esperamos entregar?

¿Reconocemos “fantasmas” que nos hacen mantener las puertas cerradas manteniéndonos al margen, sin involucrarnos profundamente en nuestra Comunidad?

¿Nos sentimos realmente Comunidad de Discípulos de Jesús Resucitado?