En la última madrugada, del día sábado 9 de junio del 2007, y dentro de las actividades que desarrollamos en cada encuentro, nuestro hermano René Navarro, a quien agradecemos su aporte a nuestro crecimiento en la Fé, nos entrega una reflexión acerca del perdón, el que tiene un lugar central en la fe cristiana, compartimos con todos los que no pudieron asistir este tema y con los que asistieron pero se motivaron para profundizar acerca del mismo.
"REFLEXIÓN SOBRE EL PERDÓN[1]
Perdonar y pedir perdón.
El perdón tiene un lugar central en la fe cristiana y una muestra de ello es que en el Padre nuestro, los cristianos pedimos “perdón por nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Es una oración muy peligrosa, brutalmente peligrosa. Para rezarla hay que tener mucho respeto y conciencia. Las primeras palabras de Jesús en el Evangelio hablan del perdón. En el centro del Evangelio, sus parábolas más hermosas están orientadas al perdón y, al final de su vida, sus últimas palabras son: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y perdónalos porque no saben lo que hacen”. El muere perdonando y pidiendo perdón.
S.S. Juan Pablo II, escribió una Exhortación Apostólica que es muy profunda, después de un sínodo sobre el tema de la Reconciliación y en ésta, se trata de conocer y comprender mejor al hombre de hoy, al mundo contemporáneo, descifrar su enigma, a desvelar su misterio. Y hay muchos accesos a la persona humana: la enfermedad, el cuerpo, el regalo, el perdón... son los misterios de la persona humana y el perdón es una grieta, un espacio, una herida, en la cual se puede conocer al ser humano. Al comienzo de ese documento, el Papa dice que hay muchas miradas con las cuales aproximarse al ser humano. La mirada del historiador, la mirada del sociólogo, la del filósofo, la del psicólogo, del teólogo, del poeta, del político y también la mirada del pastor. Éste después de este Sínodo, mira de manera preocupante, pero con esperanza, al ser humano y descubre un mundo en pedazos, con muchas divisiones de todo tipo. Él dice que hay numerosas, profundas y dolorosas divisiones que tiene un su raíz el corazón humano, el pecado, en lo más íntimo, pero a la vez esa mirada descubre esa nostalgia de reconciliación o de perdón, que el Papa nombra como aquel inconfundible deseo que hay en el corazón humano de recomponer heridas, fracturas y de instaurar una unidad esencial. Esa nostalgia muchas veces no se formula; está ahí como un deseo complejo, como un anhelo en todo corazón humano. El Papa le pone nombre y dice que eso se expresa externamente en el deseo y en la búsqueda de la paz. Buscamos la paz, a pesar de todas las luchas y peleas que vemos... el deseo de paz es la expresión externa de una nostalgia, pero hay que ir más profundamente al corazón humano para descubrir qué hay adentro. El Papa ha tenido muy presente el tema del perdón en todos sus mensajes y también en lo personal, al perdonar a quien atentó gravemente contra su vida. Para la celebración del Jubileo, la Iglesia también pide perdón por los pecados de sus hijos en el tiempo pasado, en los 2 mil años de historia. En el libro Memoria e Identidad, se cita el texto bíblico de Romanos, en el cual dice: ‘No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence el mal con el bien’.
El perdón es complejo. Por un lado, exige el reconocimiento de la culpa pero también la necesidad de la reparación. En la teología cristiana siempre se dice que hay una reparación interna de la conversión (la metanoia) y luego la expresión externa (epistrefein o darse vuelta), confesándolo o reparándolo. Entonces, no es llegar y decir borrón y cuenta nueva; el perdonazo es aquellos que no quieren asumir sus culpas; eso vulgariza el perdón y también hace mucho daño. El perdón es una actitud humana y religiosa muy compleja. La misma palabra perdón, en su etimología, nos habla de un regalo (un don). En inglés se dice forgive, de dar, de regalar, que no es forget, olvidar. El perdón es un regalo, no se puede imponer. Exige ser inspirado, propuesto, sugerido, regalado.
Hay personas que acuden al sacramento de la reconciliación, pero no se perdonan y mientras uno no se perdone, difícilmente experimentará el perdón de Dios.
[1] Extractado de La nostalgia de perdón: ¿Por qué y hasta dónde perdonar? Mons. Andrés Arteaga, teólogo y académico UC. Disponible en www.puc.cl/laucmiraachile/pdf/10_perdon.pdf "